Kingdom of the Dreams

Deshaogarse es, cuanto menos, purgativo.

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martes, 16 de octubre de 2012

Princesas Prometidas

Hace tiempo, me enamoré. Y no de una persona ni de la relación estable que tengo desde hace mucho con quien hasta ahora ha sido mi única perdición: la música. Estoy hablando de la genial obra de William Goldman, llevada al cine en el año 1987, curiosamente el año en que nací yo.

La Princesa Prometida se convirtió entonces en una película de culto, de grandes y entrañables personajes a parte de describir un argumento emocional romántico que tiene varias aceptaciones. El caso es que cuando la descubrí, me sentí identificado en cierto modo. No sólo por casos míos vividos en primera persona, sino por conocerlos en mi entorno o en otras circunstancias.



Todo ello me produjo siempre una especie de rabia emocional en donde la injusticia de las relaciones amorosas eran más que frecuentes. Me interesó especialmente el papel de la mujer en esta contienda, y el daño colateral que provocaba en terceras personas, en este caso, en hombres. Ante todo, está claro que estas situaciones no tienen los sexos repartidos según este protagonismo, pero sí que es verdad (según he podido comprobar en mis casos más cercanos) que tiene un elevado grado de frecuencia.

Entonces, empecé a trabajar cosas de Sylvania. La primera canción que compuse de todos los temas que componen nuestro primer disco, se titula precisamente así: "La Princesa Prometida". En principio el título fue meramente provisional y dado mi reciente descubrimiento de la película, pero luego decidí mantenerlo y tratar de dar con una letra que en mayor o menor medida encajara con el título y la historia.

Como es sabido, esta novela nos relata una historia de amor entre dos humildes aldeanos que se conocen por accidente. Sin embargo, llega un momento en que la calidad de vida disminuye y el chico decide ir en barco en busca de dinero (justificando una vez más una frase que me encanta como es "y en esta vida aprendí a las duras, que a base de polvos no se pagan facturas"). El barco es asaltado por unos piratas, y la chica es elegida por el futuro rey de su reino para que sea su esposa. Ésta le da por muerto tras no recibir noticias de él durante un tiempo, y decide aceptar un destino que no desea con la persona equivocada.

Sin embargo, hubiera sido muy monótono hacer una letra así. Quise ir más allá y centrarme en el tema que describo al inicio del texto: la capacidad de las mujeres para tragar más de lo que pueden masticar. Me sorprende mucho su capacidad de amar o más bien su eventual estupidez al respecto, pues no sé de qué cosa estaríamos hablando; sin necesidad de querer parecer misógino. Siempre me llamó la atención cómo son capaces de aguantar más tiempo del debido con personas que son de su atracción pero cuyo trato o vida en general realmente no les compensa en nada.

Supongo que ver más allá de tu nariz cuando estás ensimismado con alguien, forma parte de las reglas del juego. Pero soy de la firme creencia de que todo esto puede acabar moldeándose y llegar a tener un poco de control sobre ello. El caso es que hay muchas mujeres que son incapaces y vuelven a caer en un bucle repetitivo de acabar estando con una persona que les atrae, pero que al mismo tiempo le causa problemas. Teniendo claro, por supuesto, que nadie es perfecto y que toda relación debe tener algún rocecillo. Pero en estos casos me refiero a verdaderos problemas que realmente deberían hacerles cuestionarse si en la balanza de felicidad, no están pesando más los males que las sonrisas.

No hay ejemplo más demostrativo que la propia violencia de género. Pero este tema me da tanto asco que no trataré en esta ocasión, de modo que prefiero enfocarlo más hacia la situación anteriormente descrita. Entonces decidí escribir una letra que más o menos pudiera tener esas tres aceptaciones: referencia discreta a la obra, guiño a la violencia de género y sobre todo; mensaje directo a las mujeres que se dejan cegar mucho por la pasión y no saben ver lo que en realidad les conviene. Y en esta última reseña, es donde más hincapié quise hacer. Más de una vez me encontré con mujeres que confesaban no empastar con su pareja o con su objetivo, que además su vida era una constante cruzada del sufrimiento, recibiendo un trato injusto (no me refiero ni mucho menos a algo físico) y en definitiva, siendo una perfecta infeliz. Hay mujeres simples que ni si quiera se dan cuentas, pero las que son más inteligentes, lo reconocen (lo cual, al mantenerse así la situación, nos hace cuestionarnos qué perfil es en verdad el más inteligente). Y ante tal reconocmiento, siguen en pos de no zanjar la situación y por ende, de continuar con más pena que gloria por los caminos de sus quehaceres sentimentales.

Y ahora bien... ¿qué hay de los planteamientos? ¿de la búsqueda de alternativas? Esa es la segunda parte del conflicto, y en donde se incluye el daño colateral. Convivimos empecinados con que el mundo se acaba en una persona o en una situación concreta, sin darnos cuenta de que durante ese mismo tiempo, estamos permaneciendo ciegos ante oportunidades que en la mayoría de los casos, son mejores. Y aquí es donde la actitud titubeante de las mujeres, que reconocen su malestar y lo comparten con otro hombre con el fin de desahogarse; les hace no advertir que existe un interés de ellos. Es ahí donde ellas valoran la importancia de sus consoladores (no sólo los electrónicos, se sobrentiende), creando una posible ilusión en ellos; pero que se ve desbaratada al ver que prefieren seguir por el camino espinoso en vez de evitarlo y probar con otros.

Por lo tanto, el motivo de la canción es ante todo un llamamiento metafórico a que las mujeres tengan huevos y se animen a no pasar por circunstancias en las que no estén a gusto del todo. No es necesario tragar más de lo que se puede masticar por muy fuerte que sea el sentimiento, por tres razones: por el sufrimiento y la impotencia que eso nos conlleva, porque perdemos algo tan importante como es el tiempo, y porque a veces, nos hace permanecer ciegos a otras opciones que son mejores.

El "amor verdadero" que tanto predica la película, nunca puede residir en una pareja que vive envuelta siempre en falsedades, conflictos o inconcluencias. Hoy puedo decir que he aprendido mucho de esas circunstancias y que verdaderamente hay personas a las que esta canción les ha conseguido ayudar en mayor o menor medida. Sólo puedo añadir que me alegro mucho por ellas, y más aún, por aquellos que andaron esperando a que dejaran de perder el tiempo con quien no les correspondía:

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